Cóndor y la colita con vértigo

Segunda parte.




Jamás entendí el entretenimiento homosexual de Cóndor y su amigo, que consistía en hacerse pasar por mujeres y lograr que los tipos se masturbaran por camarita y hasta se metieran el dedo en el culo.

Cuando Cóndor y su amigo no la pasaban bomba haciéndose pasar por minas, usurpaban la identidad de un pobre desgraciado de "la uni" a quien le habían jaqueado la cuenta y dedicaban sus ocios a hacerlo quedar como un gay.

El amigo de Cóndor merecería un post (o varios) aparte. Un pibe de mi estatura (literalmente), que a sus 25 años no tenía carrera ni trabajo, que durante el día se bancaba que lo boludearan y le tiraran tierra en la cara (esto sí es metafórico) para, por la noche, aprovecharse del ingenio (?) de Cóndor y salir a hacerse pasar por otra gente para vengarse cobardemente de sus opresores. Dada la escasa estatura de este muchacho y su contextura robusta, nos referiremos a él de ahora en más como "la caja vengadora".

Una noche, La Caja Vengadora se hizo pasar nuevamente por este pobre pibe de "la uni" y con esa personalidad falsa invitó a uno de sus amigos a ir a hacerle un pete en medio de la noche.
Después de tanto joder, una mañana, la víctima cayó borracha en casa de Cóndor con la idea de cagarlo a palos, justo cuando él estaba en la estación de micros de Bahía Blanca, esperándome.

Bien por vos, Cóndor, que por fin cerraste este patético blog.
Todavía te falta cerrar este.

Cheers.

Nota: Gracias, Diego, por inspirarme con "La caja vengadora".