Sábado, después de la cita con Casi Fede: El roommie es el premio consuelo y lo sé. Durante lo que dura el viaje en taxi hacia su casa, tengo que controlar las insoportables ganas de pajearme ahí mismo.
Llego al lugar indicado, toco timbre y digo Luluuuu cuando me pregunta ¿Quién es? El roommie baja me abre la puerta, me besa y aprieta mi cuerpo apenas me ve.
En el ascensor me corre la ropa, me manosea y me chupa las tetas. Qué bueno estaría que me chupara la concha acá, pienso, pero claro; el roommie sólo hace el 68: yo te chupo la pija y vos me debés una.
Entramos a su casa y noto que por primera vez desde que los conozco (a él y a Fede 01) hay algo de orden en ese lugar. Vamos a la cama de una.
El roommie me besa con saliva demasiado líquida, trato de evitar el franeleo y me limito a darle la espalda para que me acaricie el culo. Tiene un olor a pucho crónico que ya me resulta detestable y además, en el último tiempo desarrollé intolerancia hacia los chicos entrados en carnes.
Como si todo esto fuera poco, el roommie no se bañó. Me pide que le chupe una pija con sabor a queso rancio y, nuevamente me hago la boluda y lo incito a que me la meta ASAP.
Eso es lo que tiene el roommie: una pija en forma de ganchito que te roza el punto G y te hace gozar como una conchuda. Ese es el motivo por el que tantas veces toleré su sempiterna baranda a pucho y su panza; sin embargo, que no se bañe y pretenda que le chupe el gacho es chumách.
Apenas con lo justo, pero me hace acabar. El primero siempre es cortito bla bla. Evito el franeleo todo lo que puedo, pero cuando me pasa la lengua por la boca le digo de todo.
¿Fede 01 viene mañana? pregunto. No sé, me responde; hace rato que no nos hablamos.
Ah bien, le digo. O sea que puede llegar en cualquier momento. Sí, sí.
En el segundo polvo, el roommie me agarra en cuatro y me la mete bien profundo, mientras me agarro de la cabecera de la cama. Me acaricia las tetas, la cintura y la cola, esas cosas tiene también el roommie.
Apenas terminamos de garchar le suena el teléfono. Fede 01 está en la puerta, iba a entrar pero nuestros gritos lo habían hecho retroceder. Le pregunta con quién está, pero el roommie se hace el boludo. Fede 01 le dice que va a entrar. Y entra.
Yo estoy poniéndome los zapatos cuando entra. Me mira mal, por un momento creo que no me va a saludar; pero me saluda y se mete en el baño. El roommie baja a abrirme.
Se me va a armar un kilombo, me dice mientras me acompaña al taxi. Está re caliente, compite conmigo por todo.
Me tomo el primer radio taxi que encuentro y nos despedimos. Nunca más me cojo a ese pibe, pienso, qué asco, la concha de mi madre, bagartera de mierda.
A los diez minutos recibo un llamado del roommie. Flasheo que 01 le sacó la ropa a la calle o que lo cagó a piñas.
Luli, te fuiste...me dice. Es "Lulú", respondo.
Fede 01 pensó que te quedabas, explica; y ya sé a qué se está refiriendo. ¿Estás muy lejos?
Le digo que a 01 se lo había visto bastante enojado.
No, no está enojado, está un poco cansado. Pero cuando vio que estabas en casa, le dieron ganas de que te quedaras un rato más. ¿No podés volver?
Le digo que no y me lamento para sonar amable. El roommie ha quedado afuera de la federación.
El roommie: fuera de la Federación
Etiquetas:
El roommie is no more