Sin exordio, Fede 09 me volvió a agarrar de la mano; pero en vez de seguir buscando parejas, caminamos hacia la puerta de salida. Le pregunté si ya nos íbamos y no me respondió.
En el guardarropas me dieron mi cartera y 09 me devolvió mis cosas. Afuera ya era de día. Fuimos hacia el auto y me preguntó si sabía cómo ir a mi casa desde ahí. Yo, ni idea.No sé si fue por los Cuba Libre, mi amigo andaba a los pedos mientras se quejaba de que yo no supiera ir a mi casa desde el Swinger. De vez en cuando clavaba los frenos para pedirle direcciones a algún tachero, siempre usando vocativos como "Capo" o "Jefe".
En algún momento le dije que no hacía falta que fuera tan rápido, él me respondió que me pusiera el cinturón de seguridad y siguió conduciendo como una mujer.Al final cogí con un montón de tipos, pero no con vos, le dije. Es cierto, me respondió. Luego de un breve silencio, le pregunté si no quería pasar un rato por casa. Eran casi las ocho de la mañana.
No puedo bombón, me dijo, tengo que pasar a buscar a los pibes. Lo dijo como si se sintiera orgulloso de ser el remisero gratis de su grupo de amigos. Dale, le insistí, un rato.No, divina; mirá, me encantaría. En la semana te llamo y hacemos algo (buah; curtite, pelotudo).
Llegué a casa muerta de hambre, abrí la heladera y me puse a comer un pochoclo añejo. Recién cuando me lo había terminado todo, me di cuenta que no me había lavado las manos al llegar.