Estamos en la casa del amigo de The Hook, garchando a pleno mientras el dueño de casa juega al Wonderboy.
The Hook acaba, corre el pito y OH MAGISTRAL SORPRESA, el condón se ha roto.
No pasa nada, le digo. No puedo tener hijos y además tomo pastillas. Imposible, que me embaraces. The Hook pide explicaciones.
Le cuento del problema de mis ovarios, de la medicación a base de anticonceptivos. Le repito que no pasa nada y vamos al living.
El dueño de casa sigue jugando con el Wonderboy.
¿Y si bajo y te compro Levanorgestrel? sugiere. ¿Para qué? Es ridículo, respondo, si estoy tomando pastillas.
¿Levanorgestrel? El amigo de The Hook levanta la cabeza. Yo tengo de eso en casa.
Ah buah.
No pasa nada, Fede, le digo. En serio. ¿O pensás que estaría tan tranquila?
Bueno, pero llamame cuando te venga.
Está todo bien.
Bueno sí, pero vos avisame cuando te venga.
Está bien.
(...)
Cuando nos despedimos, me vuelve a pedir que le avise. Yo me paso todo el viaje de vuelta preguntándome qué carajo hacía su amigo con las pastillas de Levanorgestrel en su casa.
The Hook: El accidente
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