Fede 11: El pernocte

Una vez reemplazado el condón pre-estirado por uno en buenas condiciones, me subo sobre Fede 11 con el vestidito todo corrido (mientras tipeo esto escucho, en el edificio, un cacerolazo de una sola persona. Bizarre.) Sabe coger en esta posición, lo cual me reconforta. Como todas saben, cabalgar puede ser muy bueno o muy malo y en gran parte depende del desempeño del Fede que tengamos abajo en el momento de la cogida. Para ser más explícita: si el muchacho en cuestión se queda medio muerto, es probable que no sintamos más que un cosquilleo; en cambio, si mueve la pelvis como corresponde podemos llegar a pasar un muy grato momento.

Fede 11 me mueve y me deja moverme sobre su pija durísima, mientras se come mis tetas enormes. Por momentos me besa agarrándome la cara, que es algo que me encanta. Estamos un rato largo cogiendo en esa posición, super excitados pero sin hablar. Tiene una duración copada y eso suma mucho. Finalmente, me pongo en cuatro y me da doggy-style, desde donde asegura tener una vista espectacular.

Acaba silenciosamente y quedamos tirados, transpirados y muertos.
Me fascina tu perfume, es lo único que se me ocurre decirle en ese momento. Fahrenheit, responde. Sí. Pienso en decirle que de pendeja me lo compraba para olerlo y hacerme la paja, pero creo que bien puedo omitir el dato.

Le traigo helado y hablamos como grandes amigos. Es interesante hablar con él. No es el tipo de chicos que dice "si yo tendría", ni "shan ishidro", ni "cabió". Bien, el pibe.

En algún momento de la charla, como por un acuerdo tácito, volvemos a besarnos y enseguida estamos garchando de nuevo. Le digo que vayamos al andamio. Sobre el mismo, cogemos hasta quedarnos dormidos.

Alrededor de las cinco de la mañana, me dice Mejor me voy yendo. Yo le digo que espere una hora más, que a las seis me tengo que levantar. Creo que se vuelve a quedar dormido antes de escuchar mi respuesta.

Llegué a casa y estaba más duro que Maradona, me diría 11 al día siguiente. Lulú, sos el viagra homeopático.

Oh sí.