Sábado.
Me levanto al mediodía y Fede 12 me contacta vía MSN. Me invita a su casa esa tarde.
Mientras me espera, 12 se empieza a torturar pensando que le acaba de pasar su dirección a una pseudo-desconocida. Imagina las peores cosas hasta que baja a abrirle la puerta a una rubia de un metro y medio (yo, o sea).
Nos sentamos en un sillón de su living y charlamos mientras tomamos Coca Zero.
Me cuenta sobre su vida y sobre él mismo, un tema que evidentemente le interesa mucho. Es de esas personas a las que les contás que hiciste algo y te responden Yo también, te empiezan a contar y nunca más retomás el hilo de lo que estabas diciendo. Característica rara en un periodista, pienso.
Fede 12 es alto y grandote, pero tiene cara de nene. Gracias a que no me escucha cuando hablo, no tarda más que algunos minutos en besarme con gran habilidad. Me levanta y me sienta encima de él mientras seguimos franeleando. Es muy calentante.
Inesperadamente, me levanta casi revoleándome por los aires y me acuesta boca arriba sobre el sillón. Comienza a lamerme con una experticia destacable, tiene una lengua enorme y la usa maravillosamente. Después, coloca su engrandecido miembro (o su pija reparada) en mi boca y me dice entre jadeos Vamos a la cama.
El cuarto de 12 parece de un adolecente, pero no voy a entrar en detalles al respecto. Nos desnudamos y después de una sesión memorable de 69 a 45 grados, se levanta para ponerse un forro. Este ritual, se repetiría varias veces a lo largo de la tarde (dejarlos ahí al lado de la cama era menos cinematográfico, seguramente).
Empieza a darme doggy-style mientras se lamenta por no haber acudido a la cita la noche anterior (en realidad dice ¿¿Por qué no te cogí antes??). Me coge fuerte y acaba medio rapidito; igual tengo un orgasmo, no es oooooh pero hay expectativas de un buen segundo polvo.
Se queda acostado al lado mío, todo transpirado. Perspiration is good, pienso. Enseguida empieza a colarme los dedos con el entusiasmo de un adolecente que recién entra en contacto con una concha, aunque por suerte no con la calidad manual que podría tener un chico de esa edad. Sumerge la cabeza entre mis piernas y después de otra sesión de chupadas mutuas se viene el segundo. De nuevo en cuatro, aunque esta vez dura más y viene un rato encima mío. La escena (con el imperdible ritual de ir pararse para ir a ponerse el forro) se repite dos veces más hasta que nos cambiamos y volvemos al living.
Mientras terminamos lo que queda de la Coca Zero, hablamos de la vida. Extiende su mano, me toca la cara. Sos muy bonita, me dice; le chupo los dedos y me besa. Me sube sobre su cuerpo, me desviste. Me deja desnuda sobre el sillón para ir a buscar el puto condón y retorna. Se vuelve a poner abajo de mí y me hace acabar re lindo mientras lo cabalgo y me muerde los pezones.
Nos vestimos nuevamente y, a los pocos minutos, baja a abrirme la puerta.
Esta bueno tu blog, me dice mientras estamos en el ascensor. Pero está bueno-posta. Es el tipo de material que re da para un libro.
Abro grandes los ojos.
En serio te digo. Se publicó cada blog de mierda...y lo tuyo está muy bien hecho.
Lo miro de nuevo. Los hombres no mienten después de ponerla, así que debe estar siendo sincero.
No sé, le digo. Para acceder a la fama como blogger, tenés que ir a Cormillot y recibirla sólo en las fechas patrias.
Publicaron cada bosta, Lu.
Es "Lulú"
Dale. Te llamo mañana.
Fede 12: Bien, el pibe
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