Garcharse a un compañero no tiene precio. Quienes lo hayan hecho, saben de qué les estoy hablando.
Alguien menciona mi blog, adelante de todos. Dice que me debo coger 200 tipos al año, que cuento todos los detalles y que soy, sin duda, una mujer maravillosa. Se escuchan murmullos y sólo sobresale la voz de un pibe que repite sorprendido CUATRO DEDOS en el orto (*)???
Cuando termina la clase, un compañero se queda preguntándome sobre el tema y enseguida pronostico que esa noche se romperá mi record de 96 hs sin sexo. Me invita a tomar algo y le digo que sí.
Nos vamos caminando para el lado de mi casa.
Nos sigue uno de nuestros compañeros, que está totalmente en pedo.
Vamos todos a coger a mi bulo, dice el borracho.
Estás en pedo, le digo. Estás en pedo y encima sos puto.
Soy puto pero de vez en cuando se me para con una mina también, me contesta antes de sacar una botella de su mochila.
Fede 17 está con su bicicleta. Dale, te llevo sentada en el caño; me dice.
Le respondo que se deje de joder, que vaya caminando al lado mío con la bici en la mano.
Nuestro compañero borracho desaparece de la escena. Llamame cuando llegues, le digo; así me quedo tranquila que llegaste bien. Aún en pedo reconoce que no tiene mi celular; no está tan quebrado, después de todo.
Fede 17 me dice que soy hermosa y le retribuyo el cumplido. Él también está muy bien; aunque tiene una nariz, digamos, importante, no le queda mal. Además, como digo siempre, las narices ya no me asustan para nada a esta altura de mi vida. Es el tipo de chico que invita a una buena cogida: tiene el pelo y los ojos marrones, es flaco pero bien fibrosito, alto. Lo mato.
Qué hermosa que sos, pendeja; me dice en una esquina, y entre otras cosas que dice de mis ojos y mi boca, me da un beso. Ahora los planes dejaron de ser "ir a tomar algo".
Deja la bici encadenada a un poste y nos tomamos un taxi hacia su casa.
Fede 17: Memorable
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