El Roommie: segunda entrega
Durante la semana, el roommie me agrega al MSN. Me dice que la pasó increíble, que me quiere volver a ver, pero que va a tener que ser a espaldas de Fede 01; ya que el mismo quedó altamente traumado por la inopinada tricota.
Me invita a lo de un amigo suyo que vive cerca de su casa. Es verano, voy después del trabajo con un pantalón clarito y una musculosa. Pasamos unos diez minutos bastante extraños, los tres sentados en la mesa tomando gaseosa Córdoba y hablando de la vida.
Sin exordio alguno, el roommie me toma de la mano y me mete en la habitación. Me desviste y le entramos a dar. No sé si es el formato del ganchito o qué, pero el roommie me hace gozar como una hija de puta; mucho más que Fede 01(mucho más que tantos con la pija derecha).
Dejá que se prenda el DDC (dueño de casa), me dice. Me niego.
La verdad es que DDC tiene muy lindo cuerpo; pero su nariz es demasiado grande y además, como todo hombre con el cuerpo trabajado, promete un pirulín minúsculo. Vuelvo a decir que no.
Sin embargo, DDC se mete en el cuarto en un momento en que el roommie me tiene recontracaliente y logra prenderse sin problema. Mirá qué linda que es, le dice el rooommie, mirá como le gusta.
Qué desperdicio, pienso mientras estoy arriba de DDC, apenas se siente. Tanto lomo al pedo, pensar que hay cada termo con barriga y la cara de Tevez dando vueltas por ahí.
Volvemos al living y tomamos algo Yo estoy roja del garche y el calor.
Hoy comienza una muy buena amistad, dice el roommie, moviendo su vaso de Córdoba. Yo, la verdad, lo dudo.
Me acompañan los dos a mi casa, a unas cuadras de ahí. Los dos me abrazan y me besan contra la pared de mi edificio.
Será nuestro pequeño secreto, dice el roommie en actitud sobreactuada de winner.
Sí, sí; le digo.
Ciclo RL retro
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el gancho y el maní