Fede 18: Acabáramos

Estoy desesperada. Me niego a caer en mi pija de goma, me niego. Una mina que está tan buena no puede quedarse caliente.
Sí, puede; y lo sé.

Envío desesperados mensajes a Fede 08 y 09, pero quién va a estar available un sábado a las 12 de la noche. Quién, que tenga todos los dientes y no diga 'si yo tendría'.

Cual deus ex-machina, Fede 18 aparece en mi MSN. Hablamos un rato, me ve por camarita; me pasa una foto, le doy. Gracias al viejo y al nuevo testamento, está al gas esa noche. Le digo que me venga a buscar.

Salgo a su encuentro. En efecto, es lindo pibe. Nos dirigimos a un bar cerca de casa. Tomamos algo y charlamos durante un montón de tiempo. De cosas que no tienen nada que ver con sexo. Hablamos mucho de la salud, de los dientes (él es dentista) y de la vida. Nada de chamuyos, nada de pijas ni culos.

Recibe un mensaje. Cagamos, pienso. La novia diciéndole Pichi vení a masajearme la argosha.

Pero no.

¿Vamos? me dice. Parece apurado. Paga y vamos al auto.
Aún, cero contacto físico.

¿Conocés un lugar por acá, para ir?

Ah, ¿querés decir UN TELO?

Sigue derecho por Rivadavia, estaciona, pero oh-vengativo-Señor; está hasta las tetas. Nos volvemos.

De mi billetera saco un descuento para un telo cerca de mi casa. Se lo muestro. Nos dirigimos ahí.

Pide una habitación y yo le doy el descuento al señor que nos atiende. Ya que no voy a pagar un peso, pienso, al menos ayudo a que se ahorre unos diez mangos. Fede 18 saca re contento un billete; pero el señor le avisa que paga cuando se va, lo cual no tiene sentido porque nadie tiene ganas de pagar cuando ya descargó. Anyway.

Entramos en la habitación. Y todavía no me dio ni un beso.