Segunda parte.
El lunes, Axel me invita a almorzar a la salida de mi trabajo y es lo más parecido al amor que me pasó en la vida. No sólo estar en Galerías Pacífico besándonos como adolescentes en celo, no sólo los suspiros enamorados y las miradas; Axel tiene algo que enamoraría a cualquiera: debe ser el primer tipo que me quiere con todo lo bueno y lo malo que tengo, y no espera cambiarme
Otro rasgo odioso de mi ex (A.K.A. Cóndor) era que pretendía que yo fuera otra mina. Las mujeres se enamoran del Che Guevara, me dijo una vez un pibe, y después le piden que se saque la barba. Una onda así fue Cóndor: le empezó a molestar mi blog, la Rubia Lulú, mi necesidad compulsiva de coger; en fin. Pretendía que de repente me convirtiera en otra persona, o no sé qué carajo; con la ridícula excusa de Pero ahora estás conmigo (?).
Si este blog fuera una suerte de "Cosmopolitan" para hombres, ese sería mi consejo para los jóvenes del momento:
Si tienen huevos, y no quieren morirse de los cuernos, no busquen cambiar a sus mujeres.
Cheers.
Axel: Más de lo que te imaginas
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el cóndor es un ave de rapiña