Llego al lugar apenas diez minutos tarde, Fede 21 está como loco. Me mandó mensajes a ver si estaba viniendo, se ve que lo dejaron plantado muchas veces en la vida.
Fede 21 no es David Muñoz, pero tampoco es incogible. Para una noche de sequía no está mal.
Sos IGUAL a una mina que conozco, me dice Fede 21. Genial. Odio que me digan que me parezco a alguien, por más que la comparación me resulte favorable. Es odioso.
Pero sos IGUAL, insiste.
La concha de la lora.
¿Sabés de quién te hablo? Sos igual a un gato de Recoleta que me cogía hace un tiempo.
¿Cuánto cobraba? pregunto, Así me doy una idea...
Vamos a un bar por Palermo y charlamos. La paso bien. Me pregunta por el blog, las cosas típicas: cómo empecé a escribirlo, si tengo fantasías, si se me tiran muchos tipos. Antes de irnos a su casa, prende un habano. Fumar habano en público es de indigente, me diría más tarde Fede.
Llegamos a su casa. Me hace un capuccino y me da un ibuprofeno, tengo un resfrío del ortho. Él mastica un chicle. Hablamos.
Fede 21 tiene 32 años y, aunque está muy bien físicamente, siento como si fuera mucho más grande. No sé por qué.
Yo sé que soy una mina copada y que incito al diálogo, capaz hasta a las confesiones. Pero bueno, eso no significa que deje de ser desubicado que un tipo me cuente sus aventuras con trabas. Que me diga que tal traba que se movió era igual a Pamela Anderson (?) o que tal otro traba se había hecho conchita, pero no le habían puesto clítoris. Ajá, ajá.
Me besa, con aliento a habano y el chicle, que me pasa de su boca a la mía. Le digo que es un inmundo, pero me sigue besando.
Vamos a la cama.
Cuando estoy con un tipo más grande, me gusta que tome un poco el control de la situación. Bueno, a Fede 21 me lo cojo yo. Literalmente. Él tiene muy lindo cuerpo y se deja coger, pero...
Mientras le chupo la pija, descubro en horror que no tiene cabecita. Tenés una lastimadura acá, advierto, y me dice No, por ahí acabo.
Fede 21 tiene una suerte de pija-ET. Una pija-marcianito. ¿¡Cómo hace para mear!? Tiene un orificio sobre el tronco, más abajo de dónde estraría la cabecita, como un periscopio. Un flautín.
Considero la posibilidad de irme al carajo, pero que poca Actitud Lulú sería eso. Me limito a no chuparla, ni mirarla demasiado.
En algún momento de la velada, Fede 21 utiliza el ya caído en desuso "con forro se me baja". Yo me pajeo en sus narices (ya que a él se le baja) y después de verme acabar como si no hubiera un mañana, se le pone hecha una piedra.
Me acaricia, halaga mi piel. Yo pido un taxi. Quiere que me quede a dormir, pero no-no-no.
Cuando llego a casa, tengo la cortesía de avisar que llegué bien y enseguida empieza la lluvia de mensajes. Sos una muñequita, te quiero volver a ver, bla bla. No contesto.
Y hasta hoy, me sigue llamando/mensajeando ene veces por día, pese a que le pedí por favor que no me llamara más.
Algunos tipos no tienen dignidad, boludo.
Fede 21: Mi casaaaa
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mi caasaaaaa teléfooonnoooooo