Fede 22: Como si no hubiera un mañana

Me levanto a las 8 del amanecer y le mando un mensaje a 22 cancelando nuestra cita. El motivo: tengo sueño, a la noche quiero dormir.

Apago el celular por un par de horas y cuando lo prendo, encuentro 48 llamadas perdidas del muchacho en cuestión. Le respondo y me llama.

¿Por qué no podés? pregunta
Tengo sueño.
Dale, nos juntamos temprano...
...
Dale, te paso a buscar a las 8, qué te parece.
Bueno...está bien.

Ni siquiera me gustan los chicos más blancos que yo o de ojos claros, pero Fede 22 es universalmente lindo. Vamos a un bar de Almagro y me pongo contenta cuando encara para los sillones. Sillones en un bar=revolcón=pija casi segura.

Sin embargo...

Hablamos como grandes amigos. Nada de chamuyo.
Comemos unos tostados, tomamos gaseosa y me muero de la desilusión cuando dice Vamos y ni siquiera nos tiramos en los sillones.

Oh no.

Pero bueno, el pibe repunta cuando, al abrirme la puerta del auto (sí, en ese momento) me besa.
Si Fede on Fire o QQF eran un 10 besando, Fede 22 es un 100. Para empezar, tiene una boca como para no dejar de tocar. Y sí, como anticipé, besa como la concha de la lora.
Está bien, hacerme calentar a mí no es una gran hazaña. Pero con un beso, nada más, Fede 22 logra que me chorree toda.

Llegamos al telo. Nos besamos, nos sacamos la ropa. Me pregunta Si la tengo chiquita, te vas a reir? y temo lo peor. Falsa alarma, though; Fede 22 tiene un principio de termo. Mientras se la chupo recuerdo las enseñanzas sobre deep throating de un tipo que no me cogió y me meto toda su pija en la garganta.

Oh sí, nene.

Me acuesta en la cama y me chupa la concha mientras me mete los dedos como un verdadero profesional, bien adentro y rozando como se debe el punto G. Así se chupa la concha, señores, no con la punta de la lengua y una mano en cada bola, gracias.

Cuando se está poniendo el forro, sin embargo, advierto que está masticando un chicle. Le pido que por favor, no me coja con el mismo en la boca; pienso que acaba de chuparme la concha y agradezco a la Providencia haber mandado a Pocha al coiffeur

Se me ocurre subirme encima suyo, de espaldas, como pose inaugural y se pone como loco. Cómo cogés, chiquita, me diría en la franela pos-coital (cuando me lo dijo no sonó tan mal como recién, ojo), cómo te movés.
Al notar que repite el comentario minutos más tarde, le pregunto si acaso pensaba que cogería mal?
No, mal no; responde. Pero pensaba que era mucho más lo que decías que lo que hacías.
Y quién puede culparlo.

Al rato vuelvo a cabalgarlo, esta vez de frente, con las manos sobre la pared mientras me chupa las tetas. Es tan fácil acabar con Fede 22, y él es tan maravilloso que cuando vuelve a chuparme la concha tan magistralmente y a hacerme a acabar por go-one-to-know cuántas veces pienso Que me pida lo que quiera. Como si leyera mis pensamientos, Fede 22 me pide el culo.

Lo que quieras, nene.

Se embadurna el pito con gel, es un trozo grande como para que entre y estoy tan caliente que acabo al toque. Seguimos cogiendo un rato más y él quiere que me trague su leche.

Fede 22 es tan bueno cogiendo que me tragaría hasta la cera de sus orejas. Me acaba en la boca, le muestro la espumita y trago.

Estamos abrazados, transpirados y dice algo acerca de volvernos a ver. Me pregunta si me gustaría.
Le respondo que sí y al rato nos vamos del telo.

La mañana siguiente, me manda un mensajito preguntándome si dormí bien. Miren qué ternor, chicas.